UMBERTO ECO
Nuestra imaginación está poblada de tierras y lugares que nunca han existido, de la cabaña de los siete enanitos a las islas visitadas por Gulliver, del templo de los Thugs de Salgari al piso de Sherlock Holmes. Por lo general, sabemos que estos espacios son tan solo producto de la fantasía de un narrador o de un poeta. En cambio, y desde tiempos muy remotos, la humanidad ha fantaseado con lugares que se han considerado reales, como la Atlántida, Mu, Lemuria, las tierras de la reina de Saba, el reino del Preste Juan, las Islas Afortunadas, El Dorado, la última Thule, Hiperbórea y el país de las Hespérides, el lugar donde se conserva el santo Grial, la roca de los asesinos del Viejo de la Montaña, el país de Jauja, las islas de la utopía, la isla de Salomón y la tierra austral, y el misterioso reino subterráneo de Agartha. Muchos de estos lugares han sido el origen de fascinantes leyendas y han inspirado algunas de las espléndidas representaciones visuales que aparecen en esta obra; otros han alimentado la fantasía trastornada de los cazadores de misterios, y los hay que incluso han estimulado viajes