LUZ STELLA MEJIA MANTILLA
Mediante un vocabulario duro, sin concesiones, de modos austeros, a menudo incisivo, que mantiene al lector siempre en un estado de alerta y de emoción por lo expuesto, se despliega un discurso preciso, ajustado, adecuado al mensaje. Y dicha adecuación proporciona un equilibrio entre lo que se quiere decir y cómo quiere hacerlo, y por tanto constituye un interesante logro para el mensaje en su conjunto. Un mensaje enviado desde la autoprospección, a menudo dolorosa, pero sin concesiones, para llegar hasta el fondo del asunto, hasta la esencia de aquello que se quiere compartir. Así, las interpelaciones y los interrogantes parecen estupendos recursos comunicativos para el fin propuesto, ya que implican todavía más directamente al lector, para conducirlo a la autorreflexión y al diálogo con la poeta.