ABDÓN MATEOS
En una España carente de democracia, el asociacionismo de los españoles fuera de nuestras fronteras fue escuela de ciudadanía. Las secciones de las organizaciones políticas y sindicales de los exiliados se convirtieron en nichos de preservación de la nacionalidad española entre la segunda generación del exilio, los hijos de los refugiados de 1939. Una España plural en lo ideológico que se transmitió a la nueva España democrática, consagrada en la Constitución de 1978, en especial, en la construcción del Estado de las Autonomías. A partir de la consolidación de las naciones americanas, gallegos, asturianos, andaluces, canarios, catalanes o vascos, entre otros naturales de los territorios españoles, llegaron legal o forzadamente a Argentina, Cuba, y, ya en el siglo XX, a Venezuela. Asimismo, y pese a no ser tan numerosos, ejercieron gran influencia en otros países como México, Uruguay, Chile, República Dominicana e, incluso, Brasil. A pesar de la dictadura franquista, los españoles preservaron o aprendieron prácticas democráticas a través de centros asociativos masivos, como el Centro Gallego de Buenos Aires. El presente volumen reúne las aportaciones de una veintena de investigadores de universidades españolas y americanas sobre las asociaciones de españoles emigrantes o exiliados con mayor presencia en los países iberoamericanos durante los siglos XIX y XIX. (Fuente: Editorial Eneida).